Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
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Coil
Stargazer
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Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
bueno, este tred emula al creado por Jo Jo para que expongan sus dibujos y creaciones gráficas (olvidado por cierto (N) )
pero como Dios no me dio dotes para dibujar, tuve que buscar mi yo artístico por otros medios, por ejemplo escribiendo
este espacio es para que posteen cualquier cosa que hayan escrito que se les ocurra, cuentos, novelas, poesías, poemas, testamentos, cartas documentos, en fin, todo eso...
empiezo yo, con algo que ya había posteado alguna vez en el foro de DT
pero como Dios no me dio dotes para dibujar, tuve que buscar mi yo artístico por otros medios, por ejemplo escribiendo
este espacio es para que posteen cualquier cosa que hayan escrito que se les ocurra, cuentos, novelas, poesías, poemas, testamentos, cartas documentos, en fin, todo eso...
empiezo yo, con algo que ya había posteado alguna vez en el foro de DT
- Spoiler:
- Fue por esta época, hace un par de años ya, que el psicólogo Raúl Altamiranda cayó víctima de una profunda depresión. Sus amigos y colegas no sabían qué era lo que apenaba a Altamiranda, pero algunos de ellos conjeturaban teorías tratando de llegar a conocer los factores de tal decaimiento emocional.
Según uno de sus amigos más amenos, Tito Robles, dicha depresión era hija de la salubridad mental de los hermanos Vergara, pacientes de Altamiranda. Los hermanos Vergara eran un caso un tanto particular, pues se trataba de dos parejas de mellizos con un serio problema de doble personalidad. El hecho es que, al fin de cada consulta, ocho personas le pagaban.
Más allá de ser retribuido de manera errónea y de obviar quincenalmente tal irregularidad, para Altamiranda era algo casi ocioso escuchar las ocurrencias de los hermanos Vergara y de cada uno de sus alter-ego, los cuales casualmente se presentaban a las consultas argumentando que su otro yo estaba muy ocupado realizando algún tipo de diligencia.
Sin embargo, con el tiempo, los ocho, o mejor dicho los cuatro fueron mejorando paulatinamente hasta el punto de percatarse de que cada uno era una sola persona e incluso de que cada par de mellizos ni siquiera estaba vinculado genéticamente con el otro, lo que quiere decir que no eran hermanos después de todo. Para fortuna de Altamiranda, de lo que no se dieron cuenta fue en que todo el tiempo que duró su tratamiento fueron timados del modo más perverso.
Entonces para Robles, el hecho de ya no cobrar una comisión extra era más que suficiente para que Altamiranda se deprimiera.
No obstante, Hugo Alberti, quien discrepaba con la teoría de Robles, atribuyó la depresión de Altamiranda a un problema meramente sentimental. Según parece, el psicólogo amaba desde hace ya mucho tiempo en secreto a una mujer llamada Violeta y cuyo apellido no importa ni recuerdo.
Esta mujer era otra de las inquilinas que vivían en el edificio de Altamiranda, pero con la única diferencia de que él se alojaba en el 4º E mientras que ella lo hacía en el 6º A, por lo que sus encuentros eran bastante poco frecuentes. A veces se encontraban de casualidad en el vestíbulo del edificio o en el ascensor, pero aunque así fuese, Altamiranda nunca era capaz de hablarle. De hecho, debido a la timidez del psicólogo, éste jamás había oído la voz de Violeta, al menos dirigiéndose hacia él.
Según confidencias de Altamiranda a Alberti, las últimas veces que el psicólogo la había visto por la periferia del edificio, la mujer estaba acompañada por un joven que parecía estar muy encariñado con ella. Desesperanzado como pocos, Altamiranda aseguraba que un casamiento entre éstos dos era inevitable. Al ver que cualquier tipo de consuelo era inútil, Alberti simplemente decidió no volver a tocar el tema.
Sin importar lo mucho que insistiesen, ni Robles ni Alberti podían sacarle una palabra a su amigo. Cada vez que querían hablar con él, éste les era esquivo y hasta se comportaba agresivamente al oír preguntas que le molestaban.
Debido a eso, y pese a sus diferencias, Robles y Alberti acordaron citarse en algún bar para discutir que harían con Altamiranda. Un par de días después se encontraron en un cafetín de mala muerte. Allí discutieron por horas acerca de ese amigo que tenían en común. Durante su encuentro fueron ideando planes para confrontarlo y así lograr que de una vez por todas dijera que era lo que le sucedía. Incluso pensaron en darle un ultimátum, el cuál consistía en que si Altamiranda no accedía a contarlo todo, perdería automáticamente la amistad de Robles y Alberti. Pero pensándolo bien, ambos coincidieron que dicho plan era demasiado infantil.
Así que, luego de una extensa plática, por fin pudieron ponerse de acuerdo. Lo que harían sería visitar –no amistosamente- al psicólogo del mismo Altamiranda, el licenciado Álvarez.
Fue un sábado a la tarde, cuando camuflado como una persona desequilibrada emocionalmente, Robles solicitó una sesión con Álvarez.
Cuando su turno llegó, Robles astutamente se dirigió hacia el diván y se sentó en él, lo cual sorprendió a Álvarez, quien contaba con que su nuevo paciente adoptara una posición más horizontal.
-Estoy esperando a otra persona. –dijo Robles.
Álvarez, en tanto, se encontraba confundido. Momentos después de un incómodo silencio, Alberti se hizo presente en el consultorio.
Los dos hombres fueron al grano. Sin ninguna clase de preámbulos, le exigieron a Álvarez que les dijera todo lo que hablaba con Altamiranda.
Casi como respondiendo a un juramento hipocrático, el psicólogo se negó rotundamente a efectuar tales delaciones.
Con algo menos de paciencia, Robles insistió. Pero Álvarez resultó ser insobornable. Tenía una ética y una moral envidiables y era tan inflexible como una barra de acero.
La cuestión es que se fueron con las manos vacías de ahí.
Muy lejos de rendirse, Robles y Alberti tomaron la difícil decisión de confrontar a su amigo del modo menos pacífico que había. El plan era simple; ambos llegarían al departamento de Altamiranda, y sin dejarlo ni siquiera pensar, lo noquearían y amarrarían a una silla, de la cual no lo liberarían hasta saber el porqué de su congoja.
Alberti tocó la puerta. Nada pasó. Tocó nuevamente. Tampoco nada.
Tanto Robles como Alberti se preocuparon por lo que podía haberle pasado a su amigo. Hasta pensaban en la posibilidad de un suicidio, a lo que respondían tocando madera, o su testículo izquierdo, en el caso de Robles.
Luego de varios intentos fallidos, Robles dijo basta y dio un topetazo contra la puerta, derribándola.
El departamento estaba vacío. No había muebles, ni cuadros, ni Altamiranda. Lo único que había era una mesa de madera sobre la que yacía una carta. Alberti fue el encargado de leerla en voz alta. No recuerdo bien que era lo que decía la epístola pero lo que si recuerdo es que finalizaba con esta frase:
“…he tomado la senda del cobarde.”
Por supuesto que leyendo sólo esta oración sería imposible adivinar de qué se trataba la carta.
El hecho es que Altamiranda se había mudado a un lugar muy lejano, lo que explicaba la vaciedad de su hogar. Aquello que tanto lo apenaba era que no sabía como decirles a sus dos mejores amigos que posiblemente nunca los volvería a ver. Él realmente creía que su ausencia sería insoportable para ambos, el cual es un pensamiento un tanto egocéntrico, si me preguntan.
Mentiría si dijera que Robles y Alberti se sintieron más apenados al haber recibido tal noticia en un papel que si lo hubieran hecho de la boca de Altamiranda.
Los dos se fueron del departamento sin hablarse y jamás volvieron a verse.
Lo más curioso es que, sólo algunos días después, el departamento de aquella mujer llamada Violeta fue hallado también, totalmente vacío.
Stargazer- Black Rose Immortal
- Edad : 32
Miembro desde : 25/11/2008
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Localización : ahí
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Yo con la pintura/dibujos... no me veo bien.
Pero amo hacr manualidades xD
(bien utilisima)
Pero amo hacr manualidades xD
(bien utilisima)
Coil- Moonlapse Vertigo
- Edad : 35
Miembro desde : 19/11/2008
Posts : 902
Localización : Nuñez
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Stargazer escribió:bueno, este tred emula al creado por Jo Jo para que expongan sus dibujos y creaciones gráficas (olvidado por cierto (N) )
pero como Dios no me dio dotes para dibujar, tuve que buscar mi yo artístico por otros medios, por ejemplo escribiendo
este espacio es para que posteen cualquier cosa que hayan escrito que se les ocurra, cuentos, novelas, poesías, poemas, testamentos, cartas documentos, en fin, todo eso...
empiezo yo, con algo que ya había posteado alguna vez en el foro de DT
- Spoiler:
Fue por esta época, hace un par de años ya, que el psicólogo Raúl Altamiranda cayó víctima de una profunda depresión. Sus amigos y colegas no sabían qué era lo que apenaba a Altamiranda, pero algunos de ellos conjeturaban teorías tratando de llegar a conocer los factores de tal decaimiento emocional.
Según uno de sus amigos más amenos, Tito Robles, dicha depresión era hija de la salubridad mental de los hermanos Vergara, pacientes de Altamiranda. Los hermanos Vergara eran un caso un tanto particular, pues se trataba de dos parejas de mellizos con un serio problema de doble personalidad. El hecho es que, al fin de cada consulta, ocho personas le pagaban.
Más allá de ser retribuido de manera errónea y de obviar quincenalmente tal irregularidad, para Altamiranda era algo casi ocioso escuchar las ocurrencias de los hermanos Vergara y de cada uno de sus alter-ego, los cuales casualmente se presentaban a las consultas argumentando que su otro yo estaba muy ocupado realizando algún tipo de diligencia.
Sin embargo, con el tiempo, los ocho, o mejor dicho los cuatro fueron mejorando paulatinamente hasta el punto de percatarse de que cada uno era una sola persona e incluso de que cada par de mellizos ni siquiera estaba vinculado genéticamente con el otro, lo que quiere decir que no eran hermanos después de todo. Para fortuna de Altamiranda, de lo que no se dieron cuenta fue en que todo el tiempo que duró su tratamiento fueron timados del modo más perverso.
Entonces para Robles, el hecho de ya no cobrar una comisión extra era más que suficiente para que Altamiranda se deprimiera.
No obstante, Hugo Alberti, quien discrepaba con la teoría de Robles, atribuyó la depresión de Altamiranda a un problema meramente sentimental. Según parece, el psicólogo amaba desde hace ya mucho tiempo en secreto a una mujer llamada Violeta y cuyo apellido no importa ni recuerdo.
Esta mujer era otra de las inquilinas que vivían en el edificio de Altamiranda, pero con la única diferencia de que él se alojaba en el 4º E mientras que ella lo hacía en el 6º A, por lo que sus encuentros eran bastante poco frecuentes. A veces se encontraban de casualidad en el vestíbulo del edificio o en el ascensor, pero aunque así fuese, Altamiranda nunca era capaz de hablarle. De hecho, debido a la timidez del psicólogo, éste jamás había oído la voz de Violeta, al menos dirigiéndose hacia él.
Según confidencias de Altamiranda a Alberti, las últimas veces que el psicólogo la había visto por la periferia del edificio, la mujer estaba acompañada por un joven que parecía estar muy encariñado con ella. Desesperanzado como pocos, Altamiranda aseguraba que un casamiento entre éstos dos era inevitable. Al ver que cualquier tipo de consuelo era inútil, Alberti simplemente decidió no volver a tocar el tema.
Sin importar lo mucho que insistiesen, ni Robles ni Alberti podían sacarle una palabra a su amigo. Cada vez que querían hablar con él, éste les era esquivo y hasta se comportaba agresivamente al oír preguntas que le molestaban.
Debido a eso, y pese a sus diferencias, Robles y Alberti acordaron citarse en algún bar para discutir que harían con Altamiranda. Un par de días después se encontraron en un cafetín de mala muerte. Allí discutieron por horas acerca de ese amigo que tenían en común. Durante su encuentro fueron ideando planes para confrontarlo y así lograr que de una vez por todas dijera que era lo que le sucedía. Incluso pensaron en darle un ultimátum, el cuál consistía en que si Altamiranda no accedía a contarlo todo, perdería automáticamente la amistad de Robles y Alberti. Pero pensándolo bien, ambos coincidieron que dicho plan era demasiado infantil.
Así que, luego de una extensa plática, por fin pudieron ponerse de acuerdo. Lo que harían sería visitar –no amistosamente- al psicólogo del mismo Altamiranda, el licenciado Álvarez.
Fue un sábado a la tarde, cuando camuflado como una persona desequilibrada emocionalmente, Robles solicitó una sesión con Álvarez.
Cuando su turno llegó, Robles astutamente se dirigió hacia el diván y se sentó en él, lo cual sorprendió a Álvarez, quien contaba con que su nuevo paciente adoptara una posición más horizontal.
-Estoy esperando a otra persona. –dijo Robles.
Álvarez, en tanto, se encontraba confundido. Momentos después de un incómodo silencio, Alberti se hizo presente en el consultorio.
Los dos hombres fueron al grano. Sin ninguna clase de preámbulos, le exigieron a Álvarez que les dijera todo lo que hablaba con Altamiranda.
Casi como respondiendo a un juramento hipocrático, el psicólogo se negó rotundamente a efectuar tales delaciones.
Con algo menos de paciencia, Robles insistió. Pero Álvarez resultó ser insobornable. Tenía una ética y una moral envidiables y era tan inflexible como una barra de acero.
La cuestión es que se fueron con las manos vacías de ahí.
Muy lejos de rendirse, Robles y Alberti tomaron la difícil decisión de confrontar a su amigo del modo menos pacífico que había. El plan era simple; ambos llegarían al departamento de Altamiranda, y sin dejarlo ni siquiera pensar, lo noquearían y amarrarían a una silla, de la cual no lo liberarían hasta saber el porqué de su congoja.
Alberti tocó la puerta. Nada pasó. Tocó nuevamente. Tampoco nada.
Tanto Robles como Alberti se preocuparon por lo que podía haberle pasado a su amigo. Hasta pensaban en la posibilidad de un suicidio, a lo que respondían tocando madera, o su testículo izquierdo, en el caso de Robles.
Luego de varios intentos fallidos, Robles dijo basta y dio un topetazo contra la puerta, derribándola.
El departamento estaba vacío. No había muebles, ni cuadros, ni Altamiranda. Lo único que había era una mesa de madera sobre la que yacía una carta. Alberti fue el encargado de leerla en voz alta. No recuerdo bien que era lo que decía la epístola pero lo que si recuerdo es que finalizaba con esta frase:
“…he tomado la senda del cobarde.”
Por supuesto que leyendo sólo esta oración sería imposible adivinar de qué se trataba la carta.
El hecho es que Altamiranda se había mudado a un lugar muy lejano, lo que explicaba la vaciedad de su hogar. Aquello que tanto lo apenaba era que no sabía como decirles a sus dos mejores amigos que posiblemente nunca los volvería a ver. Él realmente creía que su ausencia sería insoportable para ambos, el cual es un pensamiento un tanto egocéntrico, si me preguntan.
Mentiría si dijera que Robles y Alberti se sintieron más apenados al haber recibido tal noticia en un papel que si lo hubieran hecho de la boca de Altamiranda.
Los dos se fueron del departamento sin hablarse y jamás volvieron a verse.
Lo más curioso es que, sólo algunos días después, el departamento de aquella mujer llamada Violeta fue hallado también, totalmente vacío.
Mira, recien lei tu escrito y la verdad tiene cosas interesantes. No se hace cuanto que escribis pero segui haciendolo, leyendo mucho (es la mejor manera de aprender y enriquecerse) y guardando paciencia con cada historia que quieras contar.
A mi tambien me gusta escribir cosas de vez en cuando (cuentos en su mayoria) y la verdad que me falta muchisimo por aprender, pero bueno.
Un saludo che, gracias por compartir.
JM- Black Rose Immortal
- Edad : 39
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Localización : Lejos
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Yo también escribo un poquitititito...no me peguen...soy chiquita xD
- Spoiler:
- Observé por última vez mi rostro en el espejo. En mis ojos vi reflejado todo el odio que tenía acumulado a causa de tener que estar en aquel lugar. El brillo de mi mirada hacía que toda mi mente se centrase en una sola palabra. “Preciosa” – murmuré mientras mis labios color carmín se curvaban en una sonrisa perfectamente simétrica.
Muchas personas me habían llamado asesina a lo largo de mi vida, pero hasta ese día no creí merecer aquel título adecuadamente. Nunca me consideré inocente, pero nunca había acabado con la vida física de alguien. Sí, destrocé corazones y nunca me sentí mal por ello. Pero todas las cosas tienen una justificación, y mi forma de ser no fue la excepción de la regla. Hasta aquel momento, mis ojos eran los de la peor persona que podrías conocer, pero no miraba como una asesina. Porque no lo era.
“Ya voy, ya voy” – grité repetidas veces. Terminé de mirarme en el espejo y salí al escenario, sin nervios ni demostrando ninguna emoción fuera de lo común. El espectáculo fue como todas las otras veces. La misma actuación de las mismas personas, por las que el público había pagado repetidas veces para volver a ver. Di lo mejor de mí como en cada show y se corrió el telón. Aquel día estaba terminado. No había nada especial, nada que lo diferenciase de todas las demás funciones, al menos hasta ese momento. Ignorando a los fanáticos, actores y al resto de la gente que había allí, busqué mi tapado y me lo puse. Me llegaba hasta los tobillos, por lo que no podría pasar frío. Salí por la puerta de atrás y comencé a caminar con los pasos más firmes y rápidos que mis zapatos me permitían. Observé con algo de sorpresa que no demostré la lobreguez del exterior del teatro. Pasé al lado de un hombre y discretamente miré su reloj, deseaba saber que hora era. Contuve un suspiro. Las tres de la mañana. Se me había hecho demasiado tarde. Continué utilizando mis largas piernas para llegar lo más pronto posible a mi casa, pero a pesar de ello algo me detuvo. No estaba sola en aquel callejón.
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
yo les dejo un cuentito q hice cuanto estaba en el ultimo año de la secundaria para semiologia...me puso un 10 la profesora y segun ella fue el mejor de la clase xD
- Spoiler:
"En uno de los tantos barcos estaba el,
habia sido muy dura la ultima batalla,
pero todo habia quedado en el pasado
por fin volvia a casa y en su cabeza
solo rondaba el recuerdo de su amada
su voz,su rostro,las lagrimas-derramadas el dia q partio-
y la emocion del reencuentro,
lo que ella diria,
las historias q el contaria,
no hacia falta imaginarla mediante las cartas recibidas,
ese encuentro tan esperado sucederia y seria perfecto
llego la hora del arrivo,el ya no podia dominar la emocion,
rompio en llanto la ver nuevamente a su patria,
tan distinta,pero tan suya.
Habian sido muy duros esos 5 años en el exilio, luchando,sufriendo y amandola mas de lo que nunca la habia amado.
Llego el con un ramo de rosas rojas y alli estaba ella,tan bella como siempre,el verde pasto resaltaba la palidez de su rostro y el brillo de sus ojos color cielo.
Al mirar la foto,el tenia entre sus manos esa carta,la que habia recibido con la fatal noticia,todo habia sido como el lo planeo,dejo caer las rosas,desenfundo su arma y su cuerpo quedo inmovil sobre la tumba de su amada."
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Vengeance Girl escribió:Yo también escribo un poquitititito...no me peguen...soy chiquita xD
- Spoiler:
Observé por última vez mi rostro en el espejo. En mis ojos vi reflejado todo el odio que tenía acumulado a causa de tener que estar en aquel lugar. El brillo de mi mirada hacía que toda mi mente se centrase en una sola palabra. “Preciosa” – murmuré mientras mis labios color carmín se curvaban en una sonrisa perfectamente simétrica.
Muchas personas me habían llamado asesina a lo largo de mi vida, pero hasta ese día no creí merecer aquel título adecuadamente. Nunca me consideré inocente, pero nunca había acabado con la vida física de alguien. Sí, destrocé corazones y nunca me sentí mal por ello. Pero todas las cosas tienen una justificación, y mi forma de ser no fue la excepción de la regla. Hasta aquel momento, mis ojos eran los de la peor persona que podrías conocer, pero no miraba como una asesina. Porque no lo era.
“Ya voy, ya voy” – grité repetidas veces. Terminé de mirarme en el espejo y salí al escenario, sin nervios ni demostrando ninguna emoción fuera de lo común. El espectáculo fue como todas las otras veces. La misma actuación de las mismas personas, por las que el público había pagado repetidas veces para volver a ver. Di lo mejor de mí como en cada show y se corrió el telón. Aquel día estaba terminado. No había nada especial, nada que lo diferenciase de todas las demás funciones, al menos hasta ese momento. Ignorando a los fanáticos, actores y al resto de la gente que había allí, busqué mi tapado y me lo puse. Me llegaba hasta los tobillos, por lo que no podría pasar frío. Salí por la puerta de atrás y comencé a caminar con los pasos más firmes y rápidos que mis zapatos me permitían. Observé con algo de sorpresa que no demostré la lobreguez del exterior del teatro. Pasé al lado de un hombre y discretamente miré su reloj, deseaba saber que hora era. Contuve un suspiro. Las tres de la mañana. Se me había hecho demasiado tarde. Continué utilizando mis largas piernas para llegar lo más pronto posible a mi casa, pero a pesar de ello algo me detuvo. No estaba sola en aquel callejón.
Continua, termina asi?
JM- Black Rose Immortal
- Edad : 39
Miembro desde : 04/12/2008
Posts : 393
Localización : Lejos
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Si termina así , una mierda .
Si continúa , pinta copado .
Si continúa , pinta copado .
MaxPayne2- Kal-El
- Edad : 41
Miembro desde : 19/11/2008
Posts : 1519
Localización : Alejandro Korn
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
No, no termina. Mi objetivo es poder convertirle en una historia posta.
Dru, me re gusta el cuentito *-*
Dru, me re gusta el cuentito *-*
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Venía piola , me vinieron varias imágenes a la cabeza que pretendía plasmar en un papel , pero quedó ahí colgando y se me fué todo .
MaxPayne2- Kal-El
- Edad : 41
Miembro desde : 19/11/2008
Posts : 1519
Localización : Alejandro Korn
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Drusila escribió:yo les dejo un cuentito q hice cuanto estaba en el ultimo año de la secundaria para semiologia...me puso un 10 la profesora y segun ella fue el mejor de la clase xD
- Spoiler:
"En uno de los tantos barcos estaba el,
habia sido muy dura la ultima batalla,
pero todo habia quedado en el pasado
por fin volvia a casa y en su cabeza
solo rondaba el recuerdo de su amada
su voz,su rostro,las lagrimas-derramadas el dia q partio-
y la emocion del reencuentro,
lo que ella diria,
las historias q el contaria,
no hacia falta imaginarla mediante las cartas recibidas,
ese encuentro tan esperado sucederia y seria perfecto
llego la hora del arrivo,el ya no podia dominar la emocion,
rompio en llanto la ver nuevamente a su patria,
tan distinta,pero tan suya.
Habian sido muy duros esos 5 años en el exilio, luchando,sufriendo y amandola mas de lo que nunca la habia amado.
Llego el con un ramo de rosas rojas y alli estaba ella,tan bella como siempre,el verde pasto resaltaba la palidez de su rostro y el brillo de sus ojos color cielo.
Al mirar la foto,el tenia entre sus manos esa carta,la que habia recibido con la fatal noticia,todo habia sido como el lo planeo,dejo caer las rosas,desenfundo su arma y su cuerpo quedo inmovil sobre la tumba de su amada."
Intenso. Muy bueno Dru.
JM- Black Rose Immortal
- Edad : 39
Miembro desde : 04/12/2008
Posts : 393
Localización : Lejos
Re: Artistas del lápiz y el papel (y también del teclado)
Muy buenos los dos. El de Dru me dieron ganas de llorar y el de Sam... me dejó con mucha intriga, continualo
Coil- Moonlapse Vertigo
- Edad : 35
Miembro desde : 19/11/2008
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