Review del recital en la Jeds de Mayo

La revista Jedbangers publicó en su edición de este mes una review del recital que dio Opeth el pasado 3 de Abril.

Acá la transcripción:


OPETH
3 de Abril

El Diálogo:
Público:- “¡A-quer-fel! ¡A-quer-fel!”
Mikael Åkerfeldt:-“Gracias, gracias, pero ¿saben? Mi apellido tiene un punto arriba de la A que hace que se pronuncie O”
Público:- “¡O-quer-fel! ¡O-quer-fel!”
Mikael:- “Gracias, ahora sí. Estoy conmovido. Mi mamá estaría orgullosa”

In Flames devolvé la guita. Eso es lo primero que pensé mientras salía de uno de los mejores recitales pesados de lo que va del año. Ya había empezado a creer que ninguna banda sonaría bien en The End. The Haunted había sido puro huevo pero la nitidez se la olvidaron en Suecia, y lo de In Flames fue un bochorno para el olvido. Todo eso, sumado a que había visto unos videos en vivo de Opeth y no parecían demasiados entusiastas, me hizo encarar el evento en puntas de pie.
Cuando Mikael Åkerfeldt y los suyos dieron la cara, el ambiente estaba ya muy caldeado, el calor era intenso y la energía se sentía. Los acordes lúgubres y el machaque sacado de “Heir Apparent” inauguraron y parecía mentira: el trabajo de las dos violas se distinguía perfectamente, cada cuerda del bajo tenía su lugar en los amplificadores, la batería no perdía fuerza y hasta el teclado estaba presente con nitidez. Entre la incredulidad y el agradecimiento, me zambullí en el terror que inspira “Ghost Of Perdition”, y para cuando “Godhead’s Lament” me convenció de que aquel recital estaba pasando de verdad, mi amor por Opeth ya había llegado al punto de no retorno.
La conexión que se generó entre el público y la banda tuvo toda la pinta de haber sido auténtica. Por lo menos, Martín Méndez pareció realmente emocionado ante el canto de “¡Uruguayo, uruguayo!”, y seguramente por primera vez en un show de Opeth, tomó el micrófono y soltó un “Cómo va eso, compatriotas”, que fue más ovacionado que Paul Stanley volando en River. Mikael Åkerfeldt, relajado y de excelente humor, cumplió a la perfección su labor de frontman, y hasta improvisó una versión a guitarra y voz de “You’ve Got To Hide your Love Away”, de los Beatles, cuando tuvo que pilotear una avería en un amplificador de Fredrik Åkesson, el hombre nuevo de Opeth. Por cierto, la voz limpia de Mikael está en un nivel increíble. El Death Metal le queda realmente muy chico, y se nota que la búsqueda de expansión constante lo está llevando por camino que pocos compositores de música pesada han recorrido. En una segunda lesión que sufrió el equipo de Åkesson, sus cuatro compañeros armaron en el momento una versión de “Soldier Of Fortune”, de Deep Purple, que ayudó a llevar las cosas aún más arriba.
Por otro lado, dos cosas me llamaron mucho la atención. Una: Opeth es una banda sin hits, y sin demasiado gancho, a decir verdad, pero todo el mundo coreó cada riff, por más sincopado y enfermo que fuera. Cada cambio de tiempo fue seguido como un metrónomo por los “hey” desde abajo, y escuché gente cantando cada línea de texto con voces que no se pueden describir en palabras. Y dos: la trayectoria de la banda parece no importar en el sentido tradicional. Nadie festejó menos los “temas nuevos” que los “clásicos”, la lista fue variada y para nada obvia, y ningún fan salió quejándose del inevitable “les faltó tocar tal canción” [N. de Manu: hola Marillin!]. Sonaron los extremos, como “The Lotus Eater” y los acústicos, como “Closure”, sin que nadie arriesgue un “caretas”.
Para cuando llegó el final, con “Deliverance”, cada músico se llevó su ovación Martin “Axe” Axenrot, llevó perfectamente la base de los temas más complicados del Metal; Åkesson dejó todo en cada riff y en cada solo, a pesar de los problemas técnicos que lo hicieron tener que arrancar de nuevo con algún que otro tema; Per Wiberg, el increíble tecladista que se encargó en su momento contribuir a hacer del sonido de Spiritual Beggars algo único, no paró un segundo se sacudirse desde el fondo, absolutamente poseído por la música; Martín Méndez se dedicó a disfrutar de su breve protagonismo y a defender el bastión de los que aún creemos que el bajo es un instrumento importante y merece ser oído; y Mikael Åkerfeldt, el D’Artagnan del Metal, responsable máximo de la maquinaria Opeth. Se fue de The End absolutamente entronizado. El rey de un imperio mitad jevi, mitad nerd, mucho más oscuro y arriesgado que el del Metal Progresivo, mucho más apasionante y sorprendente que el del Death Metal. Y en última instancia, el hombre que a fuerza de humor ácido, talento y carisma, lideró un recital inolvidable.

Buenísimo che!

Igual según tengo entendido Harvest y Soldier los hicieron porque era algo corriente en los shows (me refiero a hacer partecitas de ciertos temas para que cante la gente)
Al menos Soldier bah, que lo aventuro uno del publico.

Che y tengo que escuchar esa banda donde estaba Per, tiene lindo nombre

certeras frases para comentar el reci... buena review...

Opeth es una banda sin hits, y sin demasiado gancho, a decir verdad, pero todo el mundo coreó cada riff, por más sincopado y enfermo que fuera..
Me gusto eso....
Quien lo escribio che??

Edit: aunque ahora que lo pienso, no habra querido decir "Opeth NO es una banda de hits?

Paaaaa
Muy buena la review.
Me hizo acordarme de cosas y por momentos me llevó denuevo al recital.
Que lindo, snif
K+

muy bueno

ya compre las ultimas dos jeds y mi hermano me las trae el 12

quien hizo la reviu? Hugo Garcia?

Que buena review, describe a la perfeccion lo que senti en ese recital

Me opongo rotundamente a leerlo xD

La review la hizo Martín Darksoul, me olvidé de aclararlo.

Y a mí también se me hizo muy buena, por eso la posteé.

ahh la hizo Martin

es fotografo tambien


lo tengo de amigo en el facebook (Y)

Lionel Hutz escribió:ahh la hizo Martin

es fotografo tambien


lo tengo de amigo en el facebook (Y)

mas la firma de casi angeles...quedo 100 x100 gay ese comentario

Que buena review che...

muy buena review..que buen momento

hoy me llegaron las jeds

la reviu no la hizo Martin Darksoul, Martin saco la foto de la nota

la reviu la realizo Nicolas Salvarrey

Tenéi razón. Bien ahí.